Estoy sin palabras mi gente.
Pasan muchas cosas por mi sentir, por la puerta abierta al conocimiento, uno que estoy descubriendo en mi misma... si, una vez escuché que el conocimiento está, que solo tenemos que despertarlo dentro de nosotros mismos, que es donde ya es.
Estoy recorriendo lugares sagrados, estoy conociendo seres maravillosos que me enseñan con la mirada profunda y fuerte que aprendo a corresponder.
Estoy tranquila, y a veces me siguen los mosquitos de la desolación, es fuerte el trabajo que estoy aprendiendo a hacer.
Un nuevo tatuaje que erociona el alma, está moldeando un rincón de queja, me libera de prejuicios, de juicios, y postjuicios, me deja ser, pero lo más importante, me está enseñando a dejar ser.
Libero mis ojos, me desato de mi misma y así me desato de lo que no soy yo, de las energias que receptan.
No soy libre de mis deseos, no camino pausada la arena del desierto de mis besos, no quiero, pero amo cada instante que el paso lleva, porque es ahí donde encuentro, donde dejo, donde veo y me veo viendo.
Y cuando vuelvo la vista atrás, otra esquina, otra ciudad maya, de otra vereda, no me voy feliz de dejarla en el tiempo, me abandono en cada espacio, me dejo las celulas de viajera, miel de éstos ojos que observan, no quiero! no quiero irme, no quiero éstas fotos testigos del abandono inmediato.
Y así, el nuevo sonido de tierra me inunda y me consuela al volver a emocionarme otra vez, en otra esquina, frente a otro árbol, por otra mirada del mismo cielo.
Las rocas erosionadas con el viento del este, del naciente, erupcionan, hoy, un nuevo Katún, hoy renacen los símbolos, hoy se esperan los eclipses, hoy la luna gira de nuevo para dejarse besar por venus, lejos, amante del sol y de los dioses de la lluvia y el amor. Todo vuelve a empezar de colores
Estoy en Playa del Carmen, caribe mexicano, el agua es realmente azul, caleste y turquesa, la arena clarisima, como en las peliculas, como en las fotos de vacaciones, que uno siempre piensa que retocan con la compu, y si, muchas veces se hace no? pero en éste caso, uf, palmeras verdes y amarillas, y un horizonte de sueño.
También fui a una playa cercana, a Akumal, donde la arena es blanca y finita, el agua transparente, y celeste como el cielo, acá renté un equipo de snorkel, con Edgar, mi amigo de Guadalajara y el gallo, un amigo de él que lleva tatuajes mayas, y nos fuimos nadando hasta muy muy adentro, arrecifes, peces azules y amarillos, plateados, naranjas, de diferentes tamaños, algas, plantas vivas que no dejan tocarse y danzan todo el tiempo en el viento del mar, una raya, el fondo a unos cuatro metros, blanco de arena, rocas, o hierba.
Nadé en un ambiente extraño, con una gravedad rara, ruidos guturales, coral y selva danzante. Miré como nadaba y comía tranquila una tortuga inmensa, que me miró mientras la obvservaba, entre burbujas de luz solar empapadas de sal. Fue maravilloso. Ofelia.
Que dificil suspirar por un tubo (snorkel) pero que facil llorar con todo el cuerpo emocionado.